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jueves, 18 de agosto de 2022

Esta fue la primera noticia que avisó del cambio climático... en 1912

 



Historia sobre cómo la humanidad ha ignorado una amenaza conocida desde hace más de un siglo

Linden Ashcroft/The Conversation


17·08·22 | 11:05 | Actualizado a las 11:55



Artículo aparecido en 1912 en un diario de Nueva Zelanda THE CONVERSATION


El 14 de agosto de 1912, un pequeño periódico de Nueva Zelanda publicó un breve artículo que anunciaba que el uso global del carbón estaba afectando la temperatura de nuestro planeta.

Esta gacetilla de hace 110 años ahora es famosa y se comparte a través de Internet todos los años como una de las primeras noticias de ciencia climática en los medios (aunque en realidad era una reimpresión de una nota publicada en una revista minera de Nueva Gales del Sur un mes antes).

Entonces, ¿por qué se ha tardado tanto en escuchar y actuar ante las advertencias del artículo?

La científica estadounidense y activista por los derechos de la mujer Eunice Foote ahora es ampliamente reconocida como la primera persona en demostrar el efecto invernadero en 1856, varios años antes de que el investigador del Reino Unido John Tyndall publicara resultados similares.

Sus experimentos rudimentarios demostraron que el dióxido de carbono y el vapor de agua pueden absorber calor, lo que, amplificado, puede afectar la temperatura de la tierra. Por lo tanto, conocemos la relación entre los gases de efecto invernadero y la temperatura de la Tierra desde hace al menos 150 años.

Cuatro décadas después, el científico sueco Svente Arrhenius hizo algunos cálculos básicos para estimar cuánto cambiaría la temperatura de la Tierra si duplicáramos la cantidad de CO₂ en la atmósfera. En ese momento, los niveles de CO₂ rondaban las 295 partes por millón de moléculas de aire. Este año, alcanzamos las 421 partes por millón, por encima del 50 % más que en la era preindustrial.

Eunice Foote, primera persona que descubrió el efecto invernadero AGENCIAS

Arrhenius estimó que duplicar el CO₂ produciría un mundo 5℃ más caliente. Esta cifra, afortunadamente, es más alta que los cálculos modernos, pero no queda demasiado lejos, ¡considerando que no estaba usando ninguna computadora sofisticada! En ese momento, el sueco estaba más preocupado por la posible llegada de una nueva edad de hielo que por el calentamiento global, pero en la década de 1900 ya estaba sorprendiendo a sus alumnos con la noticia de que el mundo se estaba calentando lentamente debido a la quema de carbón.
La ciencia del clima, eclipsada por el auge del petróleo


El fragmento de Nueva Zelanda de 1912 probablemente se basó en un reportaje de cuatro páginas publicado en la revista Popular Mechanics, que a su vez se basó en el trabajo de Arrhenius y otros.


Cuando los defensores del clima recuerdan la existencia de artículos como este y dicen que ya sabíamos que habría un cambio climático, pasan por alto el hecho de que las ideas de Arrhenius generalmente se consideraban marginales, lo que significa que no mucha gente las tomó en serio. De hecho, hubo una violenta reacción sobre el papel del dióxido de carbono como gas de efecto invernadero.


Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, el tema perdió impulso. El petróleo comenzó a subir, dejando de lado tecnologías prometedoras como los automóviles eléctricos, que en 1900 tenían un tercio del incipiente mercado de automóviles de EE. UU. Frente a ello, tomaron ventaja los desarrollos tecnológicos sobre combustibles fósiles y objetivos militares. La idea de que los humanos pudieran afectar con estas actividades a todo el planeta permaneció al margen de cualquier debate.
Años 30: El efecto Callendar


No fue hasta la década de 1930 que resurgió el cambio climático inducido por el hombre. El ingeniero británico Guy Callendar reunió observaciones meteorológicas de todo el mundo y descubrió que las temperaturas ya habían aumentado.


Callendar fue el primero en identificar claramente una tendencia al calentamiento y conectarla con los cambios en el dióxido de carbono atmosférico, pero minimizó la importancia del CO₂ en comparación con el vapor de agua, otro potente gas de efecto invernadero.


Al igual que el artículo de 1912, Callendar también subestimó la tasa de calentamiento que veríamos en los 80 años posteriores a sus primeros resultados. Predijo que el mundo sería solo 0,39 ℃ más caliente para el año 2000, en lugar de 1 ℃ que observamos. Sin embargo, llamó la atención de los investigadores, lo que provocó un intenso debate científico.


Arriba, gráfico de Callendar de los años 30 y, abajo, gráfico actual del IPCC THE CONVERSATION


Pero a fines de la década de 1930, el mundo entró en guerra una vez más. Los descubrimientos de Callendar rápidamente pasaron a un segundo plano frente a las batallas y la posterior necesidad de reconstrucción.
Entran en acción los mercaderes de la duda


En 1957, los científicos comenzaron el Año Geofísico Internacional, que conllevó una intensa investigación de la Tierra, sus polos y atmósfera. Esto supuso la creación de estaciones de monitoreo atmosférico que rastrean el aumento constante de gases de efecto invernadero causados por los humanos. Y, al mismo tiempo, las compañías petroleras se estaban dando cuenta del impacto que su negocio estaba teniendo en la Tierra.


Durante estas décadas de posguerra, siguió habiendo poco debate político sobre el clima. Margaret Thatcher, difícilmente clasificable como izquierdista, vio el calentamiento global como una clara amenaza durante su tiempo como primera ministra del Reino Unido. En 1988, el científico de la NASA James Hansen pronunció su famoso discurso ante el Congreso de los Estados Unidos afirmando que el calentamiento global ya había llegado.


El impulso a la concienciación sobre el problema estaba creciendo. Muchos conservacionistas se sintieron esperanzados por el Protocolo de Montreal, que más o menos detuvo el crecimiento del agujero en la capa de ozono. ¿Podríamos hacer lo mismo para detener el cambio climático?


Como ahora sabemos, no lo hicimos. La eliminación gradual de una clase de productos químicos era una cosa. Pero, ¿destetarnos de los combustibles fósiles sobre los que se construyó el mundo moderno? Eso sería mucho más difícil.


Polución en China XIAOLU CHU


El cambio climático se politizó y los partidos conservadores proempresariales de todo el mundo adoptaron la doctrina el escepticismo climático. Los medios de comunicación a menudo incluían la versión de un escéptico en aras del "equilibrio". Esto, a su vez, hizo que muchas personas creyeran que el ‘jurado’ aún estaba deliberando, cuando en realidad la ciencia hablaba de forma cada vez más segura y clara.


Debido a este escepticismo se produjeron grandes retrasos en la toma de decisiones. El Protocolo de Kioto de 1992 destinado a reducir los gases de efecto invernadero tardó hasta 2005 en ser ratificado. La ciencia, y los propios científicos, fueron atacados. Pronto se puso en marcha una pelea feroz, con fuertes discusiones, a menudo financiadas por los intereses de los combustibles fósiles, que cuestionaban la abrumadora evidencia científica.


Lamentablemente para nosotros, estos ruidosos esfuerzos lograron retrasar la acción. Las personas que se niegan a aceptar la ciencia apoyaron la industria de los combustibles fósiles al menos otra década, incluso cuando el cambio climático siguió aumentando, con desastres naturales y olas de calor cada vez más intensas.
El mejor momento para actuar fue 1912. El siguiente mejor momento es ahora.


Después de décadas de contratiempos, la ciencia del clima y los movimientos sociales ahora piden con más fuerza que nunca que se tomen medidas enérgicas y significativas.


La ciencia está fuera de toda duda. Mientras que el primer informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático en 1990 declaró que el calentamiento global "podría deberse en gran parte a la variabilidad natural", el último de 2021 afirma que los humanos "inequívocamente […] han calentado la atmósfera, el océano y la tierra".


Incluso hemos visto un cambio bienvenido en los medios de comunicación previamente escépticos. Y como vimos en las elecciones federales de mayo, la opinión pública está del lado del planeta.


Las políticas climáticas nacionales e internacionales son más fuertes que nunca, y aunque aún queda mucho por hacer, finalmente parece que el gobierno, las empresas y el sentimiento público se están moviendo en la misma dirección.


Usemos el 110 aniversario de este breve fragmento como un recordatorio para seguir hablando y presionando, finalmente, por el cambio que debemos conseguir.


(*) Linden Ashcroft es investigadora de la Universidad de Melbourne (Australia)




Fuente:

martes, 21 de junio de 2022

¿Cuáles son las tres provincias de España que se crearon en 1822?

 






La división territorial cambió durante la etapa del Trienio Liberal


Mapa de España.
Mapa de España. FOTO: MINISTERIO DE EDUCACIÓN

Durante la primera mitad del siglo XIX, España transitó entre el absolutismo y periodos de progreso liberal. Uno de esos periodos fue el Trienio Liberal, que transcurrió entre 1820 y 1823 y dio margen para una gran expansión del liberalismo e intentar desplegar algunos de los artículos de la Constitución de Cádiz de 1812. Entre esos artículos está el 11, que hacía referencia a la división territorial y decía lo siguiente: “Se hará una división más conveniente del territorio español por una ley constitucional, luego que las circunstancias políticas de la Nación lo permitan”.

El regreso de Fernando VII a España y la reinstauración del absolutismo en 1814 impidió que se desarrollara este punto hasta el Trienio Liberal, que arrancó el 1 de enero de 1820 con la sublevación de Rafael del Riego en la localidad sevillana de Cabezas de San Juan y empujó al Monarca a jurar la Constitución de 1812 en marzo. Ya en julio, se reactivó la actividad en las Cortes y se creó una Comisión gubernativa para empezar a trabajar sobre el proyecto de división territorial.

La Comisión gubernativa estuvo formada por el mallorquín Felipe Bauzá (quien ya en 1813 había iniciado trabajos sobre la división territorial y había proyectado 44 provincias, aunque la propuesta quedó frenada por el regreso al absolutismo en mayo de 1814) y el ingeniero guipuzcoano José Agustín de Larramendi Muguruza, que presentaron su propuesta de división territorial en marzo de 1821, elaborada en base a tres criterios: población, riqueza y superficie. En esa propuesta, se proyectaron 48 provincias.

Sin embargo, en paralelo a esta Comisión gubernativa formada por Bauzá y Larramendi, se había creado otra Comisión parlamentaria en agosto de 1820 formada por ocho diputados que aportaría después también algunas enmiendas al proyecto, que concluiría con 52 provincias: es el mayor número de demarcaciones que se ha registrado hasta ahora en la división territorial de España.

El decreto con el nuevo diseño provincial vio la luz el 27 de enero de 1822: es decir, hace 200 años y alumbró tres provincias más de las que existen actualmente, teniendo en cuenta que Canarias todavía no estaba dividida en dos: El Bierzo, donde hubo rivalidad entre Villafranca y Ponferrada por quedarse con la capitalidad de la demarcación, situada entre León y Galicia; Xátiva, situada entre Valencia y Alicante; y, Calatayud, entre Zaragoza y Teruel. Además, la provincia de Albacete se rebautizó como Chinchilla.

El propio decreto hacía referencia a la idea de constituir territorios “proporcionados” y eso también dio pie a que muchas de las fronteras históricas de algunos territorios quedaran quebrantadas: de hecho, el propio artículo 4 suprimía los enclaves, es decir, los municipios que, por alguna razón histórica, estuvieran jurisdiccionalmente en una provincia distinta a la que pertenecía territorialmente (el ejemplo más popular es el de Treviño).

No obstante, todos estos trabajos quedaron en agua de borrajas un año después porque Fernando VII revocó esa distribución territorial en octubre y se volvió a la anterior, elaborada por el Conde de Floridablanca en 1785. Bauzá se marchó exiliado a Londres, donde fallecería en 1834.

Los cambios en la distribución territorial se retomarían en 1833 con Javier de Burgos, quien alumbró el diseño provincial que tenemos prácticamente actualmente: se crearon 49 provincias ya que Canarias era uniprovincial.

Fuente del articulo:

https://www.larazon.es/espana/20220621/ybrs6xdh7nbr5oh2sw7vrki3ge.html

lunes, 20 de junio de 2022

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lunes, 6 de junio de 2022